martes, 2 de junio de 2009

El Egoismo

Si los hombres se amasen mutuamente, la caridad sería mejor practicada; pero para esto sería preciso que os esforzaseis en desembarazaros de esa coraza que cubre vuestros corazones, a fin de ser más sensibles con los que sufren. La dureza mata los buenos sentimientos. Cristo no se negaba a nadie; el que se dirigiese
a él, cualquiera que fuese, no era rechazado: la mujer adúltera y el criminal eran socorridos por él; no temía nunca que su propia consideración viniese a sufrir con eso. ¿Cuándo, pues, lo tomaréis como modelo de todas vuestras acciones? Si la caridad reinase en la Tierra, el malo no tendría predominio; huiría avergonzado, se escondería, porque se encontraría desplazado en todas partes.
Entonces el mal desaparecería, estad bien compenetrados de esto. Empezad por dar el ejemplo vosotros mismos, sed caritativos con todos indistintamente; esforzaos por no fijaros más en aquellos que os miran con desdén y dejad a Dios el cuidado de toda justicia, porque cada día, en su reino separa la cizaña del trigo.
El egoísmo es la negación de la caridad, y sin caridad no habrá sosiego en la sociedad; digo más, ni seguridad. Con el egoísmo y el orgullo que se dan la mano, habrá siempre un camino para el más sagaz, una lucha de intereses en la que son pisoteados los más santos afectos, donde ni siquiera los lazos de familia son respetados.

(PASCAL, Sens, 1862) (El Evangelio Según el Espiritismo - Allan Kardec, Ítem 12 - Capitulo XI)

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